Capítulo 2: Ganancias amenazadas

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On jueves, 1 de mayo de 2008 0 comentarios

Blair prometió hacer del Calentamiento Global un asunto clave en la reunión del G8, el club de los países capitalistas más importantes más Rusia, que está presidiendo en este momento.


Sin embargo, el gobierno británico acaba de decidir recortar la meta de Gran Bretaña para el objetivo de reducción para 2012 de emisiones de gas invernadero de 20% a 12% de sus niveles de 1990. Esto se hizo después que la organización de los empresarios, la CBI, hiciera lobby intensamente con el gobierno. Ellos dijeron que afectaría las ganancias de las empresas de sus miembros.


Además Gran Bretaña recién ha aparecido en los ranking como uno de los países menos amistosos del mundo desde el punto de vista medioambiental, apareciendo en el lugar 66 de entre 146 naciones auditadas por el Environmental Sustainability índex (índice de Sustentabilidad Medioambiental).

Más allá de dejar al descubierto su hipócrita doble discurso habitual, la retirada de Blair tiene una significación más profunda. Muestra que para él, las necesidades de las grandes compañías tie­nen prioridad. Si las ganancias están amenaza­das, tratar con una catástrofe probable futura es bajado en la agenda.


Los EE.UU. se niegan a unirse a Kioto por razones similares. Ya que Norteamérica produce 25% de los gases invernadero global, sus corporaciones son las que tienen, de lejos, más que perder si un sistema de "hacer pagar al que contamina" es introducido. Incluso a pesar de que el tratado es ampliamente cosmético, Bush (y Clinton antes) lo vieron como la delgada punta de una cuña y por eso lo rehuyeron.

La abstención de los EE.UU. también hará al sistema de comercio de permisos muy inefecti­vos porque la participación de Norteamérica es crucial, ya que es de lejos el mayor comprador potencial de permisos en el mercado.


Incluso si una alternativa viable a Kioto se pone sobre la agenda, los costos implicados serán una amenaza para las ganancias de las compañías y prevendrán cualquier intento serio de implementarla, esta es la lección de Gran Bretaña y los EE.UU.


La rivalidad capitalista internacional complica el problema porque el país más poderoso, los EE.UU., es el que más tiene que perder y enca­bezará los intentos por bloquear cualquier acción significativa sobre el calentamiento global.

Otro factor que bloquea el progreso es que la anarquía del sistema de mercado hace imposible planificar siquiera unos cuantos años por anticipado, mientras que cualquier programa de sustentabilidad debe ser planificado por décadas.

El dilema de los principales países capitalistas es que ellos necesitan introducir un programa viable para reducir el calentamiento global pero no están dispuestos a pagar por él, especial­mente si cualquier país debe perder significati­vamente más que un rival. Por supuesto todos perderán si hay una catástrofe medioambiental pero esta es una consideración secundaria en la lógica de corto plazo de su sistema basado en el lucro.

Como una salida de su impasse las principales potencias industriales, algunas más abiertamente que otras, cada vez más se vuelven hacia la energía nuclear. La ventaja que ven es que la energía nuclear, por coincidencia, no produce gases invernadero y la tecnología es barata en relación a la inversión requerida en energías renovables como la eólica, la de mareas o la energía solar.

Sin embargo el aumento de la energía nu­clear produciría cada vez más basura nuclear, para la cual no se ha desarrollado ningún método de almacenamiento seguro. Esto aumentaría las posibilidades de otro desastre tipo Chernobyl.

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